La Inteligencia Artificial empieza a estar presente en múltiples ámbitos de la vida diaria. Se estima que en los próximos diez años, hasta 1.5 millones de robots convivirán con los humanos en el planeta. La IA ya es accesible para las empresas privadas, está siendo explotada de forma productiva en relación con las TIC, el Big Data o la tecnología Blockchain.
Este desarrollo tecnológico puede aplicarse a otro ámbito que cobra cada vez más importancia: la sostenibilidad. Las nuevas tecnologías pueden aplicarse a la innovación social desde un uso responsable. ¿Qué usos podría tener la IA en temas de sostenibilidad?
Humanos y robots unidos por la causa
Aunque suene a película de ciencia ficción, cada vez es más realista pensar en los robots trabajando codo con codo con los humanos. Así lo pensó también la IA llamada Sophia, una robot inteligente de la compañía Hanson Robotics. Sophia es capaz de interactuar con humanos, y el pasado mes de mayo hizo acto de presencia en una reunión en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas.
La robot habló de cómo podrían ayudar los robots al planeta. Para ella, lo mejor de la inteligencia artificial es que se pueden conseguir más resultados con menos recursos, causando así un menor impacto en el entorno.
David Hanson, creador de Sophia, aclaró en la reunión que están desarrollando la IA para que sea consciente de los cambios del mundo, “para que de verdad se preocupen por el mundo y puedan entender las consecuencias de sus actos, así como triunfar en hacer del planeta un lugar mejor para las personas y todos los seres vivos”.
Inteligencia artificial: más por menos
En algunos países ya se ha implementado la IA con buenos resultados, lo que refleja el efecto transformador en el desarrollo. En India, los agricultores han empezado a utilizar IA para recoger datos meteorológicos sobre áreas cultivables y para tomar la decisión de en qué temporada se debe sembrar. En la medicina, la inteligencia artificial es muy exacta a la hora de prevenir ataques cardíacos o realizar tratamientos personalizados.
En España, Citibeats usa la IA para ayudar a las ciudades a la hora de adaptarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por las Naciones Unidas. Social Coin es una startup nacional que, con el desarrollo de Citibeats, plantea una plataforma de analítica avanzada basada en la IA que permite a las ciudades entender las problemáticas locales, con el fin de adaptarse a los ODS.
De esta manera, la plataforma recoge toda la información posible del entorno y la ciudadanía a través de redes sociales, blogs y canales de atención ciudadana. Una vez recaba todas las opiniones, estima qué problemáticas están produciendo un mayor impacto. Con pocos recursos y sin necesidad de tomarse mucho tiempo, la empresa recoge y trata para la ciudad todos esos datos que le indican cómo debe actuar a continuación.
Arquitectura sensible
En su camino hacia la sostenibilidad, la IA también puede aplicarse a la arquitectura. Más allá de los edificios inteligentes o Smart Buildings, nos encontramos con una arquitectura sensible. Empiezan a surgir los primeros prototipos de una arquitectura viva que reacciona a los estímulos y a las necesidades de los ciudadanos. Inspirada en la biología y utilizando para su construcción las nuevas tecnologías, este tipo de arquitectura está formada por estructuras dotadas de un metabolismo capaz de autoregenerarse.

Uno de esos proyectos es Amatria, del arquitecto Philip Beesley en colaboración con un grupo de 90 científicos, ingenieros y artistas. Fabricada con PET (tereftalato de polietileno), plásticos acrílicos, acero, alambre, cristal y pura electrónica, sorprende cómo es capaz de parecer lo más natural posible.
Esta arquitectura sensible cambia al contacto con una persona, respondiendo a las vibraciones. Amatria quiere ser el conejillo de indias para esa futura arquitectura sensible en la que los edificios puedan tener vida e interactuar con sus ocupantes de forma útil, reduciendo de paso el impacto ambiental y los residuos.